
Hay días en los que despierto con ganas de golpear, de ser violento, con la Ira encendida dentro de mí. Son esos días en que duermo mal y en lugar de despertar cansado tengo una energía rebosante que quema mis venas.
Todo se ve bajo una cortina roja, mi corazón se acelera y mis pupilas se dilatan esperando el combate. Estoy en un estado permanente de alerta ante cualquier peligro que vendrá, preparado para cualquier situación que ponga en peligro mi vida.
Sin embargo, no existen peligros que requieran esa preparación, tomo el metro a una cuadra de mi casa, es cierto, el metro siempre está lleno y siempre te empujan y te aprietan, pero no es lo suficiente grave como para arrancarle los ojos a alguien o quebrar su traquea con las manos mientras intentas reventarle vejiga de una patada o en su defecto causarle alguna lesión que quedará de manera permanentemente.
Ahora me cuesta ser violento, antes me costaba dejar de serlo, si me enfrascaba en una pelea no me detenía hasta que veía a mi contendor sin posibilidades de volver a cargar contra mi. Ahora soy más permisivo, dejo que me empujen de vez en cuando y acepto también una que otra afrenta más directa. Prefiero no golpear por que sé que quizás no pueda parar y también sé que peleo muy bien, una mezcla de buenos reflejos y una musculatura delgada y elástica. La fuerza es la aceleración por la masa, y aunque mi pasa ronda los 70 kilos, mi aceleración es muy buena, además de saber donde y como golpear.
Y si por casualidad todo aquello me fallara, tomaría lo que tenga más a mano para llevar mi victoria a cabo.
Como decía hace un rato, ahora evado y evito pelear, no me hace falta demostrarme ante nada.
Aún cuando la Ira ronda dentro de mi, escucho algo que baje los latidos de mi corazón. Black out de Muse quizás, o algo similar.
Ahora busco que me INSPIRA. Es una tarea larga.
PD: La proxima será especial.
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